martes, 29 de septiembre de 2009

Ya soy papá

Cuando duermes en mi pecho, Marcelita tus latidos aumentan los míos, tu corto aliento extiende mi respiración y tu olor a inocencia humedecen mis ojos. Tu primer grito lo escuché antes que salieras totalmente del vientre de tu mamá. Sucede que como decidiste nacer de pies, el médico ordenó cesárea.

En plena operación, el doctor jaló tus tobillos y centímetros antes que saliera toda tu carita escuchamos el sonoro llanto. La pediatra te recibió y te seguí ansioso con la cámara en mano. Intenté captar el mejor ángulo, pero dejé de observar el pequeño rectángulo de la máquina para mirarte.

El silencio arribó, poco después en medio del quirófano, cuando la enfermera te llevó donde tu mamá Silvia. Al escuchar que te llamaba, tu instinto rastreó donde estaba y por unos segundos vivimos nuestro milagro familiar: tus labios se cerraron y nuestras vidas se abrieron para protegerte.

1 comentario:

  1. Grande, Arriola. Un abrazo para ti, Silvia y Marcelita. Se les quiere. Gianfranco.

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